viernes, 17 de agosto de 2012

Catedral

Fachada principal


                Tres colegiatas antecedieron a la actual Catedral. La primera dedicada a Nuestra Señora de la Asunción la mandó construir el Conde Ansúrez en el solar de una antigua ermita dedicada a San Pelayo, fue fundada en el año 1095 aunque no se terminó de construir hasta el 1100, su estilo arquitectónico fue el románico y llegó a alcanzar tanta importancia que en ella se celebraron  tres Concilios Nacionales los años 1124, 1143 y 1155.

Restos de la torre de la primera colegiata
            Esta primera colegiata se quedó pequeña y fue necesaria su ampliación. La segunda colegiata se construyó durante el reinado de Fernando III el Santo, ocupando el solar de la primera, tan solo se mantuvo de la anterior su torre. Se concluyó sobre 1228 año en el que se celebró un nuevo Concilio Nacional. De este segundo templo quedan hoy día algunas ruinas situadas detrás de la actual catedral. Esta colegiata se mantuvo en uso hasta el año 1668 en el que se trasladó el culto a la actual catedral.

            Una tercera colegiata de estilo renacentista se inició en 1527 alterando el eje (NE-SE) de las iglesias primitivas, al orientar la fachada hacia la zona mercantil desarrollada al sur del núcleo original vallisoletano. Dirigieron las obras Diego de Riaño de 1527 a 1534, y Rodrigo  Gil de Hontañón de 1536 hasta su muerte en 1577. Tendría planta basilical con capillas entre los contrafuertes y no se sabe con certeza si la cabecera sería recta o con girola, inspirándose en las catedrales de Sevilla, Toledo, Jaén, Salamanca y Segovia. Las obras avanzaron muy lentamente por falta de recursos económicos y problemas con las expropiaciones ya que al alterar la orientación se necesitaban nuevos terrenos, en el año 1580 apenas se habían alcanzado los doce metros de altura. Esta colegiata nunca se llegó a completar.

            Hacia el año 1580-1582 el cabildo aprovechando una estancia de Juan de Herrera en Valladolid le encargó un nuevo proyecto, este ideó un nuevo edificio de estilo clasicista sobre la planta del anterior, con tres naves separadas entre sí con arcos de medio punto apoyados sobre pilares de sección cuadrada con pilastras corintias adosadas, sobre estos un gran entablamento de donde arrancan las bóvedas. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, las laterales con bóveda de arista y el crucero con una cúpula vaída.  Se abren a las naves laterales una serie de capillas-hornacina construidas entre los contrafuertes y cubiertas con bóveda de cañón con lunetos. La fachada en su piso bajo, está concebida como un arco del triunfo con dos grandes columnas dóricas sobre las que apoya un entablamento dórico, sobre este un segundo cuerpo en el cual se sitúa una gran ventana adintelada entre pilastras, rematada con un frontón triangular con remate de bolas. La fachada está flanqueada con dos torres cuadradas.

Planta del proyecto de Juan de Herrera
            El proyecto sigue la ideología que se estableció en el Concilio de Trento, proponiendo el acercamiento del pueblo a la Eucaristía, por ello Juan de Herrera trasladó el coro que tradicionalmente se situaba en frente del altar mayor bloqueando su visión a la cabecera del templo, dejando un amplio espacio entre el crucero y la puerta sur de entrada a los pies. El coro rodearía al altar estando abierto a la nave de manera que tanto el altar como el coro serían perfectamente visibles por los fieles.

            Las obras empezaron pronto pero las escasas rentas del obispado vallisoletano y la decadencia general que sufrió la ciudad retrasaron las obras y durante el siglo XVII apenas se llegó a la altura del crucero sin apenas completarlo. Participaron varios directores de obras, Pedro de Tolosa (1582), Alonso de Tolosa (1583), Diego de Praves (1589), Francisco de Praves (1620), Juan de Répide (1637), Francisco de Tejerina (1662), hasta que por fin se abrió el edificio al culto en 1668 cerrando provisionalmente la cabecera, tal como se encuentra en la actualidad.

Planta actual de la Catedral
            Se siguieron haciendo sucesivas obras de ampliación de la catedral. A mediados del siglo XVII se levantó la única torre del templo, en 1729 Alberto de Churriguera proyectó el imafronte, el cual construyó su sobrino Manuel de Larra Churriguera. En 1755 el terremoto de Lisboa afectó a la torre que ya se encontraba el mal estado, la repararía Matía Machuca, pero agravándose sus males en 1761, Ventura Rodríguez redactó un proyecto para su conservación que la mantendrían hasta el año 1841 en el que se hundiría.

Torre con la imagen del Sagrado Corazón
            Después de muchos proyectos y debates de cómo terminar el edificio, el arquitecto Ortiz de Urbina, Sierra, Rezola, Iturralde y Miranda proyectaron la actual torre separándose de los proyectos primitivos con los dos cuerpos inferiores cuadrados, y los tres siguientes ochavados y coronados por una cúpula desequilibrando el conjunto en sentido vertical. En 1523 la torre sería coronada por una estatua del Sagrado Corazón de Jesús. En 1922 se construye la tribuna del órgano con los materiales del crucero y fondos obtenidos de la venta de la reja de la capilla mayor.

            En el interior se puede apreciar en una maqueta la magnitud del proyecto fallido de Juan de Herrera.

            La catedral presenta actualmente tres naves rematadas con ábsides y cubiertas con bóvedas de arista. El crucero ideado por Juan de Herrera no existe, ya que fue convertido en la capilla mayor y en las dos capillas laterales. Tan solo quedan construidos algunos muros y el arranque de alguno de sus arcos. En los contrafuertes de las naves se encuentran ocho capillas y la sacristía.

            La capilla mayor contiene un retablo de Juan de Juni que fue trasladado de la Iglesia de la Antigua, así como una sillería y un facistol del siglo XVII obra de Cristóbal Ruiz de Andino. En el centro un altar decorado con un frontal repujado en plata de estilo barroco del siglo XVIII.

Capilla mayor y retablo de Juan de Juni 
            En esta catedral la sillería no esta colocada en la nave como suele ser habitual sino en el presbiterio, mientras que el órgano se encuentra en una tribuna a los pies. Sin embargo no siempre estuvo la sillería en el presbiterio, en un principio se situó en el centro de la nave mayor con dos órganos a cada lado. La actual sillería proviene del convento de San Pablo, es de estilo herreriano y fue mandada construir por el Duque de Lerma.

            Cuando el recinto del coro fue modificado y la reja que le separaba vendida (en la actualidad se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York), se construyó la tribuna a los pies de la catedral y se instaló en ella uno de los órganos, los sitiales se trasladaron al presbiterio flanqueando el retablo de Juan de Juni.
Dibujo de la catedral proyectada por Juan de Herrera

martes, 7 de agosto de 2012

Colegio Mayor de Santa Cruz

Fachada del Colegio Mayor de Santa Cruz

            El Palacio de Santa Cruz, antiguo Colegio Mayor de Santa Cruz, fue fundado por el cardenal Don Pedro González de Mendoza, según la bula expedida por el Papa Sixto IV el 16 de enero de 1482, que confirmaba y ratificaba una anterior emitida el 29 de mayo de 1479. Don Pedro González de Mendoza fue el quinto hijo de Don Iñigo González de Mendoza, marqués de Santillana y de Doña Catalina Suárez de Figueroa; fue un poderoso miembro del clero bastante influyente en los asuntos de Estado, fue obispo de Calahorra, de Santo Domingo de la Calzada y de Sigüenza, abad de Valladolid y de San Zoilo en Carrión de los Condes, y en el año 1477 fue nombrado cardenal. En 1478 recibió el obispado de Osma y la abadía de Moreruela, y en 1483 fue nombrado arzobispo de Toledo.

            El Cardenal Mendoza quería un edificio en el que pudieran residir y recibir enseñanza estudiantes sin recursos económicos, en un principio dudó si establecerlo en Valladolid o Salamanca, decidiéndose por Valladolid según escritura de 21 de noviembre de 1483 expedida en Vitoria. El 17 de julio de 1484 el Papa publicó una bula manifestando que estaba de acuerdo con  la decisión del cardenal de establecer el colegio en Valladolid, y fue entonces cuando se publicaron oficialmente en Guadalajara las Constituciones redactadas en Vitoria.

            El colegio se fundó con veinte colegiales en 1484, los cuales estuvieron alojados en unas casas cercanas a la Calle de la Merced mientras se construía el edificio. Las obras comenzaron en 1486 y para su realización se destinaron cuantiosas sumas, que fueron  administradas por su mayordomo Alfonso de Villanueva, la supervisión de las obras fue llevada a cabo por el bachiller Juan de Fonseca, y a partir de 1488, por el teólogo Toribio de Bedoya.
Planta del edificio


            Se desconoce el arquitecto que diseñó el edificio de estilo gótico, aunque se le atribuye a Enrique Egas, se sabe con seguridad que en su construcción participaron los canteros Pedro Polido y Juan de la Riba, estos levantaron la fachada principal, abriendo en sus paños unas primitivas ventanas góticas. El cardenal se disgustó al ver que se estaba construyendo un edificio gótico, y ordenó derribar lo construido hasta entonces, para reconstruirlo siguiendo las normas del nuevo Renacimiento. El edificio al final no se derribó, sino que se adaptó y finalizó siguiendo el nuevo estilo, esta actuación se produjo a partir del año 1490 y recayó bajo la responsabilidad del arquitecto Lorenzo Vázquez de Segovia, al que el cardenal contrató  como maestro de obras, siendo el auténtico artífice de la arquitectura renacentista del edificio. El edificio fue finalizado en lo esencial en el año 1491 como indica una inscripción situada en el zaguán del mismo, inaugurándose el año siguiente, en el que se trasladaron los colegiales. En el testamento redactado en 1494, el Cardenal Mendoza destinó una importante suma para la construcción de un retablo para la capilla, encargando a Lorenzo Vázquez de Segovia la contratación del mismo, y que se asegurase de la calidad de la talla, retablo que no se ha conservado.

            Durante la Guerra de la Independencia el colegio permaneció cerrado a los estudiantes hasta el año 1816, años más tarde sufrió un nuevo cierre, permaneciendo cerrado hasta 1833, época en la que reinaba Isabel II, bajo la regencia de María Cristina. En 1838 el colegio fue cerrado definitivamente, desde entonces el edificio ha tenido distintos usos, fue sede del Museo de Bellas Artes en 1842, fue agregado a la Universidad en el año 1850, fue ocupado en parte por la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción en 1858, también lo ocupó la Comisión de Monumentos, el Museo Arqueológico, la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, y la Escuela de Música. En la actualidad alberga el Rectorado de la Universidad de Valladolid, además de otros servicios de la administración y enseñanza universitaria, es sede el Museo de la Universidad (M.U.V.A.), y dispone de una gran biblioteca, la cual contiene fondos que aportó el Cardenal Mendoza, así como los de la Biblioteca de la Universidad y diversas obras procedentes de conventos desamortizados. La obra más valiosa es el “Beato de Valcabado”, códice mozárabe caligrafiado y miniado por Oveco, que vivió en el monasterio de Valcabado, fechado en el año 970, y que contiene los comentarios del Apocalipsis de San Juan, escritos por el Beato, abad del monasterio de Santo Toribio de Liébana. En el año 1955 el Colegio de Santa Cruz fue declarado Monumento Histórico Artístico.

            Debido a la mala calidad de la piedra empleada en la construcción del claustro, en 1602 este fue reformado, encargándose Juan de Nates de sustituir todos los pilares, excepto los angulares, de todo el primer piso de arcadas del claustro, ya que estaban muy deteriorados. Una nueva reforma del claustro se realizó en 1744, cuando los arquitectos Juan de Sagarvinaga y Domingo de Ondátegui, sustituyeron las galerías del segundo y tercer piso. En el siglo XVIII, se iniciaron una serie de mejoras y reparaciones, incluyendo la reforma de las fachadas, transformando su imagen gótica, con la introducción de balcones y ventanas de estilo neoclásico, para ello fueron consultados los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan de Sagarvinaga, aunque fue el arquitecto Manuel Godoy el encargado de proyectar y transformar todos los vanos de las fachadas del edificio, incluidos los cinco balcones que se pueden contemplar en la fachada principal, quedando concluida la obra en el año 1768. En el siglo XIX se produjo otra reforma, dirigida por el arquitecto Zacarías González, para atajar la enfermedad de la madera, fortalecer su estructura, sanear interiores y acondicionar las estancias del edificio para sus nuevos usos. Esta reforma dejó al descubierto los primeros huecos de las ventanas, paredes de madera, y arquerías del primitivo estado del edificio.
Fachada de San Ambrosio


            El edificio del Colegio de Santa Cruz fue ampliado en 1712, añadiendo una construcción que unía el colegio con su hospedería, y en 1940 se le adosó a dicha construcción la fachada que perteneció originalmente al colegio jesuita de San Ambrosio, realizada en 1740 y considerada un buen ejemplo de fachada de tipo columnario.

            La hospedería fue construida en 1615, siguiendo las trazas del arquitecto Antonio del Solar, tiene una planta cuadrada con un patio en el centro, la forman dos cuerpos de galerías organizadas mediante pilares cuadrados y arcos de medio punto.

            El edificio del colegio tiene planta cuadrada, se distribuye en sótano, planta baja, dos pisos y un desván situado sobre la crujía de la biblioteca. La fachada principal tiene mayor altura que las laterales, está dividida en cinco tramos mediante seis contrafuertes, de los cuales los dos centrales están decorados con sencillas molduras a la altura del primer cuerpo, a partir del segundo aparece la decoración renacentista consistente en pilastras pareadas y acanalados, sobre estas, se aprecian los escudos del Cardenal Mendoza. Está rematada con una gran cornisa decorada con motivos clásicos, y sobre esta una balaustrada con ornamentos renacentistas y pináculos góticos. La portada se desplaza ligeramente hacia la izquierda y en sus lienzos se abren ventanas rectangulares y grandes balcones afrontonados. Las fachadas laterales son más sobrias, tienen ventanales en el piso bajo y una doble fila de balcones neoclásicos en los dos pisos superiores.
Portada del Colegio de Santa Cruz


            La portada principal es una de las obras arquitectónicas más trascendentales del renacimiento español, su puerta se abre en un arco de medio punto que se apoya en una pilastra, y en un cuarto de columna con labores renacentistas, el entablamento está decorado con leones alados entre vegetales y sobre él, un frontispicio de medio punto decorado con delfines, palmeras, y pebeteros de pie. En el tímpano interior se representa al Cardenal Mendoza arrodillado ante Santa Elena, descubridora de la Santa Cruz. El balcón central es similar al resto de los balcones de la fachada principal, si bien más decorado, sobre su frontón triangular hay un clípeo vacío y sobre este el escudo de los Reyes Católicos, en el que se aprecia la falta de la granada, a la izquierda de este, el escudo del linaje de Mendoza, y a la derecha el de armas de los Figueroa. Todo el paño que ocupa la portada se encuentra tapizado por un almohadillado, influencia de la escuela italiana.

            Se accede al interior a través del zaguán, este está cubierto con una bóveda de crucería sencilla apoyada sobre ménsulas situadas en los ángulos con decoraciones góticas de ángeles portablasones que exhiben las armas del fundador, obra del escultor Alejo de Vahía. Desde el zaguán se accede por su lado derecho a la capilla y la sacristía, a través de un arco apuntado con una puerta de madera decorada con tracerías flamígeras. La capilla, de tamaño reducido, ha perdido su primitivo abovedamiento, sin embargo se conserva el de la sacristía, realizado en crucería sencilla, con ángeles tenantes de escudos, obra de Alejo Vahía. Preside el altar un crucifijo de madera, obra de Gregorio Fernández, conocido como “El Cristo de la Luz”,está realizado entre los años 1631 y 1636, y está en calidad de depósito del Museo Nacional de Escultura.

Claustro del Colegio Mayor de Santa Cruz

            Desde el zaguán también se accede al claustro, patio modélico en sus proporciones, consta de tres pisos de arquerías con arcos de medio punto sobre pilares octogonales. El claustro, aunque todavía conserva cierto carácter gótico, da una sensación de espaciosidad y de proporción propio del espíritu del renacimiento, los pretiles del primer cuerpo muestran claraboyas góticas, y los del último cuerpo presentan balaustres barrocos, debido a una reforma del siglo XVIII. Las enjutas de los arcos están decoradas con Cruces de Jerusalén y escudos de la familia del fundador. Una escalera de ida y vuelta situada en un ángulo del claustro comunica las distintas plantas, es de estilo neoclásico y se accede a ella por una portada de muy bello trazado dórico, está cubierta con una bóveda con lunetos.

Biblioteca de Colegio Mayor de Santa Cruz

            En el primer piso destaca la biblioteca, la cual ocupa la totalidad del ala oeste, está cubierta con una bóveda de cañón rebajado con lunetos, aunque originalmente estaba cubierta con madera. La portada de acceso es de estilo renacentista, es de medio punto peraltado con decoración de clípeos y la Cruz de Jerusalén en las enjutas. La estantería, obra de ebanistería y talla, ejecutada en 1705 por el ensamblador Alonso de Manzano se extiende por los cuatro lienzos del recinto, está dispuesta en dos pisos, con escalerillas para acceder a la parte superior, los diferentes cuerpos se separan mediante columnas salomónicas, y está coronada con un bello remate botánico, las distintas zonas se clasifican mediante tarjetillas. En la parte alta se pueden apreciar los escudos de los fundadores y en el testero se dispone un retrato del Cardenal a caballo a la manera de Santiago Matamoros.