viernes, 19 de octubre de 2012

Iglesia de San Benito el Viejo

Iglesia de San Benito el Viejo antes de convertirse en museo

                La iglesia de San Benito el Viejo  existía como ermita en el siglo XIII aunque se reconstruyó a finales del siglo XVI y principios del XVII, el calificativo de “Viejo” era para diferenciarla de la iglesia de los benedictinos, San Benito. En 1375 se convirtió en parroquia y en 1812 fue suprimida y agregada a la parroquia vecina de San Martín, pasando a convertirse en almacén, una parte de las obras que atesoraba fueron trasladadas a la iglesia de San Martín, aunque desgraciadamente gran parte de su patrimonio fue desapareciendo con el tiempo. En 1921 se volvió a abrir al culto como capilla de las Madres Oblatas que desde 1912 utilizaban la vecina Casa del Sol. Después de permanecer bastante tiempo cerrada, pasó a ser propiedad del Estado en el año 1999, y desde el año 2012 constituye junto con el Palacio del Conde de Gondomar un nuevo espacio perteneciente al Museo Nacional de Escultura del Colegio de San Gregorio, donde se muestra una colección que tenía la sede en otro museo, y que se denomina Museo de Reproducciones Artísticas.
Escudo de armas del Conde de Gondomar

            En 1540 los propietarios de la vecina “Casa del Sol” don Sancho Díez de Leguizamón y su esposa Doña Mencia de Esquivel, solicitaron permiso para reconstruir la capilla mayor y dedicarla a lugar de enterramiento,  las obras fueron realizadas en 1583 en las que intervinieron los maestros alarifes de Mazarredonda y Alonso de la Vega.

            En 1599 adquirió el patronato de la capilla mayor Don Diego de Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar, el cual era el propietario de la vecina “Casa del Sol”, este mandó realizar importantes reformas con el fin de convertirla en su capilla privada. El conde ordenó colocar su escudo de armas en el testero exterior, escudo que fue realizado en 1601 por los canteros Martín de Uriarte y Juan de Celaya.

            El edificio de estilo herreriano está construido en piedra, dispone de una sola nave de cinco tramos, con capillas en su costado sur, donde tiene su puerta de entrada. Tiene el crucero saliente de brazos cortos y presbiterio rectangular, que ofrece al exterior contrafuertes angulares en las esquinas. El coro alto se sitúa a los pies y actualmente está cubierta mediante bóveda de medio cañón con lunetos, aunque no siempre fue así ya que a mediados del siglo XVIII estaba cubierta mediante artesonados de madera. Hacia el año 1750 se realizaron unos cielorrasos que condenaron los artesonados.

            La iglesia tenía un retablo que seguía las trazas que en 1629 dieron Francisco de Praves y Gregorio Fernández, este desapareció a principios del siglo XIX.


Iglesia transformada en el Museo de Reproducciones Artísticas