viernes, 19 de octubre de 2012

Palacio del Marqués de Villena

Fachada del palacio del Marqués de Villena

            El palacio es un edificio anexo al Museo Nacional de Escultura, cuyo uso principal es el de mostrar las colecciones del Museo y la celebración de exposiciones temporales, también alberga la sala de conferencias, la biblioteca, y los talleres de restauración del Museo.

            La historia del palacio comienza cuando el matrimonio formado por Don Antonio Velasco y Rojas, Señor de Villerías, Consejero de Estado y Guerra, persona siempre al servicio del Emperador Carlos V y Doña Francisca de Silva, iniciaran a mediados del siglo XVI la construcción de sus casas principales enfrente del Colegio de San Gregorio. La construcción del palacio fue encargada al arquitecto Francisco de Salamanca, importante arquitecto de la época que entre sus trabajos se encontraba la reconstrucción del la Plaza Mayor después del incendio de 1561. El resultado fue un importante palacio en el que el propio Emperador pernoctaría en numerosas ocasiones. El palacio fue finalizado por Don Pedro, Comendador de Portezuelo en la Orden de Alcántara, e hijo de Don Antonio Velasco y Doña Francisca de Silva.

            Tras sucesivas herencias, la propiedad del palacio recayó a mediados del siglo XVII en la esposa del Marqués de Villena, apellidada Velasco y Ayala, motivo por el cual el palacio se conoce con el nombre de “Palacio del Marqués de Villena”. Posteriormente el palacio pasó a pertenecer a otras familias como, los Duques de Pastrana, los Duques del Infantado, el Marqués de Casa Pombo, y los Marqueses de Alonso Pesquera, siendo estos últimos los que vendieron el palacio al Estado en 1919. Fue la sede del Gobierno Civil hasta el año 1982, en el que pasó a convertirse en edificio anexo al Museo Nacional de Escultura.
Planta del palacio

            Los elementos arquitectónicos del interior del palacio, como su escalera y el patio, así como la composición de la fachada y la portada, se relacionan con elementos de otros palacios vallisoletanos y en especial con el Palacio de Licenciado Butrón, realizado también por el arquitecto Francisco de Salamanca.

            La portada está formada por un gran arco de entrada, con grandes dovelas labradas en cantería sobre la cual destaca una ventana regia, cuyo dintel se apoya sobre dos zapatas con decoración renacentista, sobre esta un pequeño escudo labrado en piedra con las armas del propietario, estos tres elementos están separados mediante dos molduras que enmarcan la ventana. La portada da paso a un zaguán, en el que se abren dos puertas de acceso al patio, y tras su galería situada en el fondo se encuentra la escalera. Dicha escalera es de tipo claustral, de grandes proporciones, formada por tres tramos diferenciados y cubierta por un artesonado original. Está realizada en cantería totalmente labrada, destacando de ella un esplendido arco de entrada, la escalera es el elemento arquitectónico más importante del palacio siendo muy similar a las escaleras de los palacios de Fabio Nelli y del Licenciado Butrón.

Detalle de uno de sus torreones





            El patio de dos pisos y bastante proporcionado está formado en tres de sus lados por dos ordenes de columnas jónicas sobre las que descansan arcos de medio punto otorgando al conjunto una gran elegancia. En las enjutas presenta una serie de medallones correspondientes a una restauración posterior realizada por Vicente Caballero López.

            La gran calidad arquitectónica del edificio radica en la relación de los espacios zaguán, patio, y escalera, junto con la luz que los ilumina.

            En cuanto a la fachada del edificio, el único elemento original es la portada, los torreones de las esquinas no figuraban en las trazas originales del edificio, fueron un encargo del Marqués de Casa Pombo, realizados a finales del siglo XIX con la intención de emular otros palacios vecinos. También realizó una trasformación neorrenacentista de la fachada, reordenando los vanos y colocando sobre ellos frontones triangulares y curvos.