domingo, 23 de diciembre de 2012

Casa de Cervantes

Fachada principal de la Casa de Cervantes


         La casa de Miguel de Cervantes formaba parte de un conjunto de cinco casas de similares características edificadas en el año 1601 por Juan de las Navas, apoderado del Ayuntamiento de Valladolid. Dichas casas fueron construidas sobre unos solares heredados de su padre, unidos a otros que fueron adquiridos, sitos en la antigua Calle del Rastro de los Carneros, hoy en día Calle Rastro. Las casas son un ejemplo de cómo era el tipo de vivienda en Valladolid en el momento de una gran demanda propiciada por la instalación de la Corte de Felipe III.

Distribución actual de la planta baja de la
Casa de Cervantes y de la Academia de Bellas
Artes

            Las casas estaban situadas frente al puente de madera que existía sobre el río Esgueva, que en aquel tiempo discurría por la actual Calle Miguel Iscar. Miguel de Cervantes vivió en esta casa ente los años 1602 y 1606, coincidentes con la permanencia de la Corte en Valladolid, ya que era recaudador de impuestos. Vivió con su hija Isabel, sus hermanas Magdalena y Andrea, un hija de esta, y una criada. La vivienda no disponía de muchas comodidades, ni estaba en un lugar agradable debido a la cercanía de dos mataderos, un rastro donde se vendía la carne para el consumo público, varios corrales de cerdos y el propio río Esgueva que en aquellos días despedía mal olor.

            Durante la estancia de Miguel de Cervantes en Valladolid, se vio involucrado en un desagradable incidente, en el que tuvo que intervenir la justicia. En la noche del 27 de junio de 1605, Don Gaspar Ezpeleta resultó herido frente a la casa de Miguel de Cervantes en un altercado con un desconocido, siendo trasladado a una casa propiedad de Doña Luisa Montoya. Trascurridos dos días el herido murió y las sospechas recayeron en gran parte de la vecindad, entre la que se encontraba Cervantes y su familia, los cuales fueron detenidos junto con algunos vecinos y amigos, hasta que al cabo de unos días, al no encontrar nada en su contra fueron liberados. La historia de este proceso se localizó en el archivo de la Real Chancillería de Valladolid a finales del siglo XVIII, y hoy en día se conserva en la Real Academia Española.

            Durante su permanencia en esta casa Miguel de Cervantes escribió entre otras obras “El Coloquio de los perros”, “El casamiento engañoso”, “La ilustre fregona”,y  “El licenciado Vidriera”.


En el patio delantero está situada la portada
del antiguo Hospital de la Resurrección

Hospital de la Resurrección según el grabado
de Miguel A. Sória
          



















             
            La distribución de las viviendas está compuesta de planta baja, principal, segunda y buhardilla. La fachada está realizada a base de piedra y sillarejo en su parte inferior y ladrillo en el resto, está organizada con regularidad en la distribución de los huecos de ventanas y balcones, coincidiendo con el modelo habitual de fachada establecido en Valladolid desde del siglo XVI. La fachada está decorada a base de impostas correspondientes con los forjados y cercos de yeso rodeando las puertas y ventanas, y en el tejado se abren huecos abuhardillados. En frente de la casa existe un pequeño jardín con una fuente, en el cual se instaló la portada del Hospital de la Resurrección fechada en 1579, y consistente en una hornacina con una imagen escultórica entre una estructura apilastrada de orden dórico. Dicho edificio estuvo situado en la esquina de la Calle Miguel Iscar con la Acera Recoletos. La fachada trasera repite la misma estructura que la principal, desde la cual se accede a otro jardín en el que también se ha instalado una portada renacentista procedente del monasterio de la Armadilla, en la provincia de Valladolid, dicha portada está formada por un arco de medio punto con ornamentación plateresca y hermosas tallas de ángeles, rematándose con relieves de candelabros sobre la clave y las jambas de la puerta.

            Tres de las cuatro casas subsistentes, entre las que se encontraba la vivienda que ocupó Miguel de Cervantes, fueron adquiridas entre 1912 y 1916 por el rey Alfonso XIII y el hispanista Mr. Archer Milton Hontington, fundador de la Sociedad Española de América en el año 1904, las cuales pasaron a partir de 1916 a formar parte del Patrimonio del Estado. La cuarta casa fue comprada en 1919 por el Marqués Benigno de la Vega Inclán y cedida al Estado en 1942.

            La vivienda en la que vivió Miguel de Cervantes fue identificada en el año 1866, y en 1872 un grupo de jóvenes escritores arrendaron la casa para fundar en ella un Ateneo para discutir temas literarios, pero la falta de recursos propició que la Sociedad no durase más de seis meses. Con motivo de la conmemoración del 275 aniversario de la publicación del Quijote, el farmacéutico Don Mariano Pérez Mínguez y los propietarios de la casa la decoraron con muebles y objetos antiguos, fundando en 1875 la Sociedad denominada “La Casa de Cervantes”. La casa fue abierta al público y convertida en sala de lectura y museo hasta el año 1887, año en el que desapareció la Sociedad y la casa pasó a ser ocupada por inquilinos.

Fuente situada en el jardín del patio delantero

            Bastantes años después, el “Patronato de las Fundaciones de Vega Inclán” contactó con Francisco Javier Sánchez Cantón, subdirector del Museo del Prado, y con Constantino Candeira, arquitecto y subdirector del Museo Nacional de Escultura, para la realización del proyecto de crear un nuevo museo en la antigua vivienda de Miguel de Cervantes, para ello recurrieron a la consulta de cartas, documentos y testamentos para poder localizar los muebles y utensilios que poseyó la familia, con el fin de recrear en la vivienda el ambiente de la época. El nuevo museo fue inaugurado el 23 de abril de 1948.

            La cuarta de las casas fue ocupada por la “Real Academia de la Purísima Concepción de Matemáticas y Nobles Artes” desde 1948, institución fundada en 1779 por un grupo de aficionados a las matemáticas, y presidido por el joven Pedro Regalado Pérez Martínez con el fin de enseñar matemáticas y dibujo. Las primeras constituciones fueron aprobadas por Real Célula de Carlos III el 16 de febrero de 1783, pero fue Carlos IV, quien en 1802 concedió a la Academia similares privilegios, a los poseídos por las Academias de Valencia y Zaragoza. Los fondos museísticos que posee proceden en su mayor parte de los concursos que organizó a partir de 1863, también recibió diversos depósitos del Museo Nacional del Prado, y los propios académicos incrementaron la colección con sus propias donaciones.