sábado, 19 de enero de 2013

Convento de Santa Isabel

Puerta de acceso al convento

            El convento de Santa Isabel tiene su origen en el año 1472, cuando Doña Juana de Hermosilla estableció en este lugar un beaterio de religiosas franciscanas. El Papa Inocencio VIII concedió en 1488 la autorización para la fundación del convento de terciarias franciscanas, el cual pasó a ser de clausura hacia los años 1620 - 1630.

            De la arquitectura del convento destaca la iglesia y el claustro anejo parcialmente mutilado en su ala sur a consecuencia de su derribo para la construcción de una nueva residencia en los años 70. La construcción de la iglesia se concertó con Bartolomé Solórzano en 1506, siendo abadesa Doña Isabel de Solórzano, y fue terminada hacia 1513. Tiene planta rectangular, es de tipo caja con la anchura igual a la altura y está dividida en tres tramos de los cuales uno corresponde al coro. Está cubierta con bóvedas de crucería estrellada con terceletes, respondiendo a los modelos evolucionados del gótico palentino.

            El coro, situado a los pies de la iglesia está soportado por arcos escarzanos, dispone de dos voladizos laterales y se cierra a las vistas de la iglesia mediante celosías caladas con motivos góticos y entrelazados geométricos similares a los del claustro, sobre estas se pude observar un friso de ornamentación clasicista que pudo provenir de las reformas realizadas por el arquitecto Manuel Godoy en el año 1720  a consecuencia de los desperfectos ocasionados por la caída de un rayo. El coro contiene una sillería de nogal del siglo XVI formada por treinta y tres sitiales con decoración gótica.

Planta del convento

            El claustro de planta trapezoidal sigue el modelo de los claustros del Colegio de Santa Cruz y es muy similar al del convento de las Comendadoras de Santa Cruz, desde él se accede a los espacios conventuales, sala capitular y refectorio en la planta baja, y celdas y algunos oratorios en la planta alta. El claustro se organiza en dos niveles con cuatro crujías de grandes proporciones, el piso bajo dispone de elevadas columnas toscanas de piedra con arcos adintelados sobre zapatas de madera, se cierra con antepechos de celosía realizados en yeso con diseños variados de inspiración mudéjar. El piso alto también dispone de columnas toscanas de piedra, pero en este caso los arcos son escarzanos, los antepechos calados de esta planta muestran una gran variedad en su decoración siguiendo la tradición de la arquitectura vallisoletana. El pavimento del claustro está formado por un enchinarrado a modo de alfombra mostrando diversos motivos geométricos.

Claustro del convento

            En la zona de clausura destaca la Capilla de San Francisco del siglo XVI adquirida en 1550 por el doctor Francisco de Espinosa para su enterramiento, está cubierta con una bóveda de crucería, y recorrida con un zócalo con banco realizado con azulejos coloreados del tipo Talavera. Preside la capilla un retablo realizado por Juan de Juni en el que se puede apreciar la figura del San Francisco, y un altar de azulejería. La capilla dispone de una ventana con reja que comunica con la iglesia.

            El retablo mayor fue realizado en 1613 por el ensamblador Francisco Velázquez siguiendo las trazas de Melchor de Beya, se divide en banco, dos cuerpos y ático, en él destaca un grupo escultórico de Gregorio Fernández situado en el centro del segundo cuerpo que representa a Santa Isabel dando limosna a un pobre, se complementa con relieves en el banco, paneles con los misterios gozosos, un calvario, y seis tallas realizadas por Juan Imberto.
            El interior del convento es sede de un museo donde se puede admirar una gran colección de pinturas y esculturas de importantes artistas, así como una gran cantidad de utensilios propios del convento.